Muchas veces me ha sucedido que me encuentro presa de mi propia exigencia, debido a que son muchas tareas las que tengo que hacer, y no sé como repartirme.
Esas tareas son todas importantes: algunas de ellas tienen que ver por ejemplo con lo laboral, otras con lo doméstico, cosas personales, etc. Todas tienen una prioridad -parece que son todas urgentes siempre- . Imagino que a Ud. le debe suceder; trate de pensar una de esas semanas en el año en que todo parece ser parte de un caos.
En momentos de inexperiencia, he dedicado mi tiempo a hacer una parte de esas cosas, desatendiendo a las otras, teniendo en mente que: primero termino con lo laboral, luego resuelvo lo domestico, etc…. La cuestión es que nunca se termina y lo unico que he logrado es tener que suspender una para continuar con la otra, encontrándome inmerso en un gran desorden, con una gran exigencia, y por ente, absoluto estrés.
Ejemplo clásico
Imagínese una situación en la que: está buscando otro trabajo porque en un tiempo mas quiere cambiar de trabajo, eso lo hace a la salida de su jornada laboral. También está preparando la fiesta de cumpleaños de su hijo/a que será dentro de unas semanas. De vez en cuando le gustaría juntarse con su grupo de amistad para socializar y compartir sus cosas. También necesita tomarse un descanso de las personas y las actividades diarias, al menos una vez por semana. Incluso quiere dedicar tiempo semanal a hacer cosas con su familia, que no puede hacer el fin de semana.
Todas son prioridad, todas son necesarias, ¡¡quiero hacerlas todas!!
El sistema
Podemos considerar a la persona como un conjunto de muchas partes (internas) que están actuando al mismo tiempo. Podemos decir que es un sistema, como una balanza de esas a la que se le colocan pesas de un lado o del otro, donde para que esté en equilibrio, necesita repartir el peso entre ambos lados. Imaginese ahora una balanza con mucho mas que dos lados.
Esas -partes- suelen expresarse por medio de esas voces internas que se oyen algo asi como:
+ Tengo que hacer esto si o si.
+ Necesito descansar o no llego al fin de semana.
+ Quiero disfrutar con mis amigos.
+ Tengo que arreglar la lámpara de la entrada de casa.
+ Etcetera.
Si se toma el trabajo de escucharse un poco, verá que está lleno de: “necesito…”, “tengo que…”, “quiero…” y “me gustaría…”
Esas son sus partes. Todas tienen necesidad y derecho de ser escuchadas. Esas partes suelen actuar como los niños: le das a uno, le tienes que dar a todos. Asique si escuchamos a una parte y le damos lugar, las demás reclamarán lo mismo.
Agenda
A modo práctico, escuchar a todas es “dedicarle un tiempo a todas”.
Independientemente de dar prioridad a lo urgente, el resto del tiempo repartirlo entre todo lo restante, que es lo importante. Esto se logra imponiendo un -orden-, que sería algo así como establecer (y respetar) un tiempo diario o semanal para cada cosa. Establecerse citas propias para -ir cumplimentando- cada una de las tareas.
Aunque pueda parecer mentira, este método hará que:
+ Todas sus partes se sientan escuchadas, lo que le traerá alivio desde planos muy profundos.
+ Ese alivio permitirá que usted pueda hacer las tareas mucho mejor.
+ Todas las tareas se irán haciendo al mismo tiempo.
+ La exigencia habrá desaparecido.
Las claves son:
+ Establecer un orden de acción (días / horarios)
+ Cumplir ese orden hasta terminar
Respetar el orden es respetarse a Ud. mismo, y eso es lo que hace la diferencia. El orden trae alivio, siempre.
Dejo al lector con la tarea de pensar una lista de 4 tareas para poner en su agenda personal y probar este plan. Puede tomar 1 de cada una:
+ Tengo que…
+ Necesito….
+ Quiero…
+ Deseo…
Si no sabe cómo, lo invito a contactarse conmigo.
¡¡A trabajar se ha dicho!!
Alejandro Juroczko
La foto fue tomada de este sitio